Democracia, el mayor desafío de nuestro tiempo

Perspectivas que pueden despertar la confianza y la esperanza

Estimados amigos y amigas de ELIANT:

La inseguridad y el miedo al futuro no solo marcan la vida cotidiana de muchos jóvenes; es más, se han convertido en un fenómeno que afecta a toda la sociedad. Una evolución que ha recrudecido con la crisis del COVID-19, cuyo proceso de superación aún sigue pendiente. Junto con esto, en los países con una estructura democrática, somos testigos de una creciente apatía política y de una inseguridad respecto a si «los que están arriba» están realmente a la altura de los complejos desafíos del acontecer actual.

¿Cuál es la base de la democracia?
La democracia vive de la participación individual de la ciudadanía en los temas sociales, económicos, culturales y globales; requiere informarse de forma amplia y hacerse una imagen individual a partir de fuentes de información tanto de izquierda como de derecha. Tratar de comprender a los que piensan distinto se traduce así en un fomento de la empatía y la voluntad de compromiso, dos factores necesarios para que la democracia funcione. Si esa disposición desaparece, surgen estructuras de poder autoritarias que vienen acompañadas de efectos colaterales como la discriminación y la represión de las minorías problemáticas.

Análisis sobre la democracia amenazada
En este contexto, es inspirador poder leer libros como el del filósofo belga Mathias Desmet sobre la Psicología del totalitarismo , el de Levitzky y Ziblatt Cómo mueren las democracias. Todos ellos abordan de diversa forma las causas psicológicas y intelectuales de por qué los sistemas democráticos están fundamentalmente en peligro y por qué se requiere con urgencia de una nueva orientación, de un «Replanteamiento de la democracia». Para todos nosotros, este es EL mayor desafío, ya que, si realmente queremos resolver los problemas omnipresentes de un mundo en cambio, necesitamos una nueva forma de ver, una comprensión de las causas y una nueva forma de pensar y actuar.

Un ejemplo fascinante de cómo contribuir al cambio cultural
Si algo está claro es que solo en conjunto podremos superar los grandes desafíos sociales, económicos y ecológicos. Por este motivo, nos gustaría hacer referencia a un centro de pensamiento de alcance global que presentará los resultados que ha venido elaborando desde 2015 en una «cumbre» compilatoria que tendrá lugar en Estocolmo. Este evento titulado «Del crecimiento interior al cambio exterior» tiene como objetivo impulsar un verdadero cambio cultural de aquí al 2030 y se desarrollará entre el 16 y el 18 de octubre, y también se podrá acceder a él en línea.

El aporte de ELIANT a la nueva comprensión del concepto de democracia se basa en la avanzada idea de Rudolf Steiner sobre la «triarticulación», a la que también queremos hacer referencia en este contexto. Este planteamiento ha superado ya algunas pruebas prácticas y puede fomentar el optimismo. Demuestra de forma concreta cómo los ideales de la revolución francesa «libertad, igualdad y fraternidad» pueden convertirse en el fundamento de una cultura democrática. ¿Qué necesita el individuo? Un sistema de educación y formación carente de represión, que aporte el espacio para el desarrollo y la autonomía personal. ¿Cuál es la tarea del Estado? Asegurar la igualdad de la ciudadanía ante la ley y la creación de un marco jurídico al servicio de la vida individual y social por igual. Es decir, para la libre elección en el ámbito de la educación, la igualdad de toda la ciudadanía ante la ley y para una vida económica que no pueda degenerar en un poder mundial antidemocrático, sino que se entienda como la prestación de servicios para las necesidades reales de todos los que forman parte en la generación de valor, de los hombres y la naturaleza.

Iniciativas ciudadanas y compromiso con la sociedad civil
Desde hace muchas décadas han sido las iniciativas de la sociedad civil las que, en última instancia, han logrado llevar a cabo cambios positivos a gran escala con medios democráticos, partiendo desde personas individuales y grupos pequeños comprometidos y perspicaces, como fue el caso del movimiento por la agricultura ecológica, que en las décadas de 1980 y 1990 logró la integración de lo orgánico en el marco legal. Salvo contadas ocasiones, este tipo de demandas sustanciales de la sociedad civil no se llevan a la práctica de inmediato. Sin embargo, demuestran la fuerza de la conciencia democrática que no se desanima ante los fracasos, sino que confía en que el pensamiento positivo y orientado hacia el futuro será tarde o temprano una realidad, aun cuando uno se encargue solamente de sembrar y sean las generaciones futuras las que se beneficien con la cosecha.

Les envío un cordial saludo otoñal a nombre del equipo de ELIANT.
Atentamente,
Michaela Glöckler

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