La visión de Gorbachov
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Estimados amigos y amigas de ELIANT:
«Todos somos jugadores a bordo del barco Tierra y no podemos permitir que lo destruyan. No habrá una segunda arca de Noé», explicaba Mijaíl Gorbachov en su libro Perestroika (Reestructuración), que escribió después de asumir el cargo de secretario general del Partido Comunista en 1985.
El subtítulo de su libro era muy prometedor: La segunda revolución rusa. Una nueva política para Europa y el mundo. Para la generación que fue testigo de que las palabras de Gorbachov fuesen seguidas de forma inmediata por hechos, esto era como un milagro: la Guerra Fría con su carrera armamentista despiadada —que había mantenido a Europa sumida por años en el miedo y el terror— llegaba a su fin. Después de eso, y de forma súbita, se allanaba el camino para una posible reunificación de Alemania y el surgimiento de un nuevo orden europeo. El Estado Soviético se desmoronaba. Y de un día para el otro se podía viajar sin problemas a Rusia y, de modo inverso, uno se encontraba con turistas rusos fascinados en todas partes de Europa.
Con motivo de su muerte el 30 de agosto de 2022, el semanario alemán die Zeit llamó a Gorbachov «Un personaje excepcional de la historia». Y si bien el mundo occidental se ha beneficiado mucho del compromiso político de Gorbachov, este ha perdurado escasamente en su propio país, de manera que, precisamente, al final de sus días él mismo fue testigo del abismo que se abría entre Occidente y Oriente.
¿Cómo fue posible que durante su mandato Gorbachov lograse tender un puente sobre este abismo? ¿Cuál fue su visión?
La visión de Gorbachov
Con su libro Perestroika, Gorbachov se había dirigido directamente a la ciudadanía de su país y asimismo a «la ciudadanía de todo el mundo» con las siguientes palabras: «He escrito este libro porque creo en vuestro sentido común». Su visión era la construcción de un puente que uniese Oriente y Occidente, una casa común europea en la que imperase la paz y la autodeterminación. Y, para ello, él abrió las puertas de par en par. Todo ocurrió de forma tan inesperada y sorpresiva que, en un principio, los políticos responsables en Alemania y en los Estados Unidos no podían creerlo. ¿De verdad quiere que los alemanes decidan por sí mismos si quieren unirse a la Alianza Occidental o si, después de la reunificación, quizá prefieren la opción de ser un estado neutral como Austria o Finlandia, que era lo que él sugería, pero no lo exigía? Durante las negociaciones en Moscú y Estados Unidos, tanto Helmut Kohl y su ministro de Relaciones Exteriores Genscher como Bush padre y la ex ministra de Relaciones Exteriores de Estados Unidos Condolezza Rice creían haber escuchado mal, por lo que él tuvo que repetirlo tres veces. Solo así creyeron que las palabras que decía las decía en serio y que, de verdad, quería garantizar la autonomía estratégica de Alemania y Europa del Este, y de forma ¡incondicional!
El nuevo pensamiento
Gorbachov quería poner fin de verdad a la Guerra Fría y no crear un nuevo frente. Para ello, buscaba una nueva forma de pensar, un socialismo sin la imagen del enemigo, un orden social original que hiciese posible la convivencia pacífica de los pueblos de esta Tierra, pero, particularmente, de los países europeos: «Los estados y los pueblos de la Tierra son muy diferentes, y es bueno que sea así. Es un incentivo para la competencia. Comprendiendo la unidad dialéctica de los opuestos, esto se suma a una idea de la coexistencia pacífica».
Nunca más guerra
Frente a la carrera armamentista y a los peligros de la guerra, él veía que la única salida era «la configuración de las relaciones internacionales de una forma más humana».
Su esperanza era que: «Si los políticos más importantes se dan cuenta de este punto de vista y lo llevan a la práctica, será un gran triunfo de la razón […] Queremos que en el siglo XXI que se avecina impere en todo el mundo la libertad […] Nosotros hemos tomado ese rumbo y llamamos a los otros países y naciones a que hagan lo mismo». En este mensaje no se dejó perturbar, pese a todas las resistencias y humillaciones que tuvo que soportar en el curso de la historia, incluso en su propio país. Por ello, en 2017 volvió a hacer un nuevo llamado al mundo: «¡Entrad finalmente en razón. No más guerra!». Y lo mismo hizo en septiembre de 2019 con el superventas: Lo que está en juego ahora. Mi llamado por la paz y la libertad. En 2014 se publicó su biografía, Todo a su tiempo: mi vida, y en 2001 y 2015 dos libros dedicados a Rusia con los que tenía la esperanza de conseguir el apoyo de sus connacionales en pro de un nuevo pensamiento.
En su obra La cristiandad o Europa, Novalis escribió: «Paciencia; llegará y habrá de venir el tiempo sagrado de la paz eterna». En Gorbachov se pudo atestiguar la fascinación de un ideal así, pero también la paciencia y el discernimiento de que un objetivo como ese solo puede alcanzarse si está vivo en muchas personas y se materializa de forma activa. Con vistas a la guerra en Ucrania, esos ideales parecen, en cierto sentido, de una ingenuidad infantil. No obstante, los efectos secundarios de los enfrentamientos bélicos muestran claramente que hacen falta esos personajes excepcionales de la historia como Gorbachov, personas que se valen de su libertad interior y que se excluyen del espiral de poder y de revancha. Entonces, de esa forma serán posibles las negociaciones que conduzcan a la paz, inspiradas por los valores humanos.
Os envío un saludo cordial a nombre del equipo de ELIANT con la esperanza de que los pensamientos de Mijaíl Gorbachov para la construcción de la casa común europea se mantengan vigentes.
Atentamente,
Michaela Glöckler
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